En filosofía, la sustancia se entiende como aquello que es permanente a pesar del cambio. Lo que es permanente se suele identificar como lo esencial de una cosa, mientras que lo que cambia no es esencial, sino accidental. También se puede entender como lo que yace «por debajo» de los accidentes y propiedades de una cosa y que es soporte de estos mismos.[1] Reflexionemos esta definición con un ejemplo concreto.
Ve esta taza de café.
Como puedes apreciar, la taza de café continua ahí, y este extraordinario fenómeno intriga demasiado a los filósofos. ¿Por qué la taza continúa siendo una taza? ¿Por qué no se convierte en otra cosa, como un jugo de naranja o un tarro de cerveza? No solo es cualquier taza, sino la misma taza que vimos anteriormente, asumimos que no es otra exactamente idéntica que reemplazó la primera sin que nos diéramos cuenta.
Percibimos que es de color blanca y que está un poco caliente, ¿Por qué pensamos que estas propiedades pertenecen a la misma taza y no a otra cosa? Si la tocamos despues de un tiempo, sentimos la taza tibia, ya no tan caliente como antes, decimos que se enfrió, pero seguimos asumiendo que es la misma taza y no otra. Podrías beber por completo el café que contiene y seguiría siendo una taza; sin embargo, si la taza cae al suelo y se rompe, ya no podemos decir que es una taza, pues ya no es útil para contener bebidas calientes, lo que sí podemos afirmar que fue una taza. No consideramos la temperatura y el contenido de la taza como sus propiedades esenciales, sino que son propiedades accidentales; pero sí consideramos esencial la propiedad de contener bebidas calientes.
Ve esta otra taza.
Está claro que son distintas entre sí, la forma, el color, el contenido; pero si son distintas, ¿Por qué nos atrevemos a decir que ambas son tazas?
La filosofía no trata de tazas, sino de lo que es universal a todas las cosas, así que reflexionemos de manera universal con base en este ejemplo.
- Entre todas las sensaciones que percibimos constantemente, somos capaces de identificar objetos en el mundo que permanecen como lo que son, en otras palabras, tienen una permanencia en el tiempo.
- También distinguimos propiedades que describen al objeto que percibimos que permanece, algunas de estas propiedades son esenciales de un objeto y otros no, son accidentales.
- Estos objetos no cambian al azar, no pueden convertirse en otra cosa solo por que sí; sin embargo, sí pueden cambiar bajo ciertos criterios y somos capaces de establecer una sucesión en los cambios del objeto sin considerarlo como un objeto distinto, siempre y cuando las propiedades del objeto sean accidentales.
- Si el aspecto esencial de un objeto cambia, ya no podemos decir que ese objeto sigue siendo lo que se había definido con anterioridad, pero podemos decir que lo fue, por lo concebimos una secuencia en el cambio de una cosa.
- Por último, podemos identificar otros objetos a través de estas propiedades esenciales.
A pesar de ello distintos pensadores tendrán diferentes concepciones sobre qué es y qué no es la sustancia, incluso algunos llegan a rechazar este mismo concepto, pero cuando aceptan o critican el término, lo hacen tomando en cuenta estas características: aquello que identificamos como una unidad, que es la base de las propiedades de un objeto, tanto esenciales como accidentales, y que permanece a pesar de cualquier cambio. Este concepto es útil para la filosofía, ya que si todo en una cosa fuera cambiante, difícilmente podríamos tener un conocimiento de ella, y por ello es fundamental en el estudio de la ciencia de lo real y del ser en cuanto ser: La Metafísica.
[1] Wahl, J. Introducción a la filosofía, p. 26.