Respiración automática desactivada. Estas palabras te acaban de poner en la incómoda situación de estar consciente de tu respiración. Al parecer, un pensamiento que tiene tu mente es capaz de afectar ciertas partes de tu cuerpo; esto no es ninguna novedad, si pensamos en mover alguna parte de nuestro cuerpo que podamos mover, con un poco de voluntad podremos lograrlo. Parece ser que nuestra mente está de alguna manera conectada con nuestro cuerpo y es causa de sus movimientos. Sin embargo, al ser cosas tan distintas, ¿Cómo es posible la relación de mente y cuerpo?
Qué tal si ahora tratamos de aguantar la respiración lo más que se pueda, por mucho que duremos. Habrá algún punto en el que un impulso nos obligará volver a respirar. En este caso parece ser el cuerpo el que superó la mente. Además, si dejáramos de respirar, estaremos muy seguros de que perderíamos la vida y con ello nuestra mente dejaría de existir (o por lo menos como la conocemos) ¿Es la mente la que depende del cuerpo, o el cuerpo el que depende de la mente?
¿Qué es la mente y cuerpo?
Primero definamos qué se entiende por cuerpo y qué por mente. Se suele pensar la mente como algo con características contrarias al cuerpo. Mientras que el cuerpo es físico y está hecho de materia, la mente es inmaterial y no está sometida a leyes físicas. El cuerpo existe en un espacio y tiempo determinado, con una longitud, altura y profundidad; por otro lado, la mente es atemporal y sin dimensiones. A grandes rasgos, el cuerpo sería todas las partes físicas de un ser vivo, las cuales se relacionan entre sí por medio de procesos mecánicos. Por otra parte, podemos definir a la mente como aquello de un ser vivo que realiza la facultad de pensar.
El dualismo y el monismo
Esta forma de entender la relación mente y cuerpo, como totalmente distintas, se conoce como dualismo: ambas son dos cosas de naturaleza distinta. Descartes propuso esta división al no poder negar realidad a sus pensamientos y al tampoco poderla explicar en términos físicos o extensos, por lo que postula otra clase de substancia cuya esencia es el pensar.
Sin embargo, esta forma de explicar la mente y cuerpo no responde nuestra pregunta inicial. Si bien el dualismo postula que hay una relación causal entre ellas, no argumenta de manera exitosa cómo es que es posible tal relación, y es precisamente por definirlas de manera tan abismalmente diferentes. Por esta razón hay posturas que han evitado distinguirlas en dos clases distintas, en lugar de ello, lo que llamemos mente o cuerpo deben tener la misma naturaleza. A este conjunto de corrientes se les denomina como monismos.
El monismo bien puede reducir al pensamiento a solo cuestiones materiales, o viceversa, reducir el cuerpo a lo mental. Hay incluso monismos que contemplan una tercera posibilidad, que no reducen ni lo mental a lo material ni lo material a lo mental, sino a otra substancia. Tal es el caso de Baruch Spinoza, tema interesante para otro artículo.
El idealismo y el materialismo
Si se afirma que el pensamiento tiene primacía sobre lo extenso, incluido el cuerpo, nos posicionamos sobre la postura del idealismo. Cabe mencionar que hay muchas clases de idealismos y hacer las precisiones en las diferencias de cada uno tomaría una larga digresión. Sin embargo, para propósitos de este artículo, menciono uno en particular el cual postula que los “objetos” del mundo no son más que ilusiones que nuestro pensamiento es capaz de recrear a través de la interacción de los sentidos. El llamado idealismo subjetivo, o incluso inmaterialismo, encuentra su lema en la expresión del obispo inglés Berkeley: “el ser es lo percibido”.
Hoy en día son más comunes los monismos materialistas, por lo menos en el campo de la filosofía de la mente. Proponen que es la mente la que debe ser reducida a lo material, tal como si se tratara de una “materia compleja”. Para el materialismo, la mente sería la materia del cerebro organizada según cierta manera. Dentro del materialismo destacan dos corrientes, que podríamos distinguir como una moderada y otra radical.
El materialismo reduccionista
El materialismo reduccionista, también llamado teoría de la identidad, afirma que cualquier estado mental es lo mismo que un estado físico del cerebro, es decir, le corresponde un proceso físico dentro del sistema nervioso central. Analogías para representar esto hay en la física, fenómenos como el color, el sonido o el calor se pueden percibir e identificar mediante los sentidos.
Hoy en día podemos explicar dichos fenómenos de forma material sin ningún problema. El color es la reflexión de ondas electromagnéticas específicas de una superficie. El sonido son oscilaciones mecánicas del aire. El calor es la transmisión de energía de un cuerpo a otro. De la misma forma, la mente tiene una explicación material, en este caso fisiológico, que consiste en los estados del cerebro.
Esta postura tiene la particularidad de ser interteórica. Si bien es monista en el sentido que busca explicar los estados mentales mediante propiedades materiales, es tolerante con los conceptos de una teoría que acepte lo mental. Como tal, no rechaza los estados mentales, sino que los identifica con los estados cerebrales. En otras palabras, si el marco teórico que postula lo mental funciona y se asemeja a la teoría material, es por que se refiere a las mismas cosas, solo que expresadas de distinta manera.
El materialismo eliminativista
Por otra parte, la versión radical del materialismo no será tan optimista respecto a la posibilidad de emparentar todos los fenómenos mentales con un estado cerebral. Las viejas teorías que contemplan lo mental son vicios de la psicología que no vale la pena conservar teniendo en cuenta los avances de la neurociencia. Para el materialismo eliminativista, de forma contraria al idealismo subjetivo, el pensamiento es una ilusión cuerpo, provocada por los procesos físicos del cerebro.
Todas estas corrientes tienen variantes, matices, críticas y defensas que requerían un tratado completo para su exposición, es por ello que impartimos el seminario Introducción a los problemas de la filosofía de la mente, el cual tiene como uno de los objetivos profundizar en las teorías más representativas que se han ofrecido dentro de la filosofía de la mente contemporánea. Por el momento, espero que hayas sido capaz de volver a respirar sin tener que estar pensando en ello.