La fenomenología, antes que una ciencia, es un movimiento filosófico cuya sistematización fue establecida por el filósofo y matemático alemán Edmund Husserl a finales del siglo XIX. El proyecto fenomenológico pretende resolver los problemas filosóficos originados en el periodo moderno.
Características de la fenomenología
En primer lugar, con inspiración cartesiana, busca sentar las bases del conocimiento filosófico sin depender de prejuicios dados a la experiencia tales como la religión, la cultura, el sentido común cotidiano, o incluso la práctica científica; ningún conocimiento debería ser aprehendido como verdadero sin tener una certeza apodíctica de él. Esto implica un rechazo a todo dogmatismo y una revisión de todos los métodos de investigación conocidos hasta el momento, especialmente aquellos que hayan sido externamente impuestos. Dicha cualidad de la fenomenología se enuncia en el principio de no tener presupuestos: “La afirmación de haber descartado la teorización filosófica en favor de la descripción cuidadosa de los fenómenos mismos, para estar atenta solamente a lo que está dado en la intuición” (Moran 9).
En segundo lugar, la fenomenología se caracteriza por concebir a la filosofía como una ciencia estricta y rigurosa independiente de las ciencias particulares. El principal maestro de Husserl, Brentano, identificaba a los filósofos que degeneraban este sentido teorético y exacto de la filosofía; aquellos que se enfocaban en los intereses prácticos como los estoicos y los epicúreos, los que derivaban ya sea en un escepticismo o en un dogmatismo como Kant, o los que caían en un misticismo irracional identificados por el idealismo alemán de Hegel y Schelling (34). La fenomenología de Husserl heredará esta búsqueda de la exactitud en la filosofía, aunque siendo crítico con los juicios hechos por su maestro. La noción de una originalidad en sus métodos respecto a las ciencias particulares se expresa en La Idea de Fenomenología:
La filosofía … requiere de puntos de partida totalmente nuevos y un método totalmente nuevo, que la distingue por principio de toda ciencia natural … la filosofía pura [tiene] que prescindir y abstenerse de hacer uso de todos los logros intelectuales de las ciencias naturales. (Husserl 83)
Tercero, la fenomenología es también una respuesta en contra de la corriente psicologista predominante de la época. El psicologismo es una postura filosófica que argumenta que “los fundamentos teoréticos esenciales de la lógica residen en la psicología” (Husserl, Investigaciones Lógicas I 66). Esto quiere decir que los principios lógicos y las formas de silogismo, en lugar de ser del orden a priori, dependen de la experiencia y de las características psíquicas del ser humano. Para Husserl, esto no solo es equivocado, sino que con lleva a consecuencias graves que derivan en un penoso relativismo incapaz de ser fundamento exacto de ninguna ciencia. El psicologismo fue defendido por la escuela empirista iniciada por Locke y Hume, cuyo principal exponente fue el filósofo inglés J. S. Mill.
Por último, la fenomenología rechaza la explicación representacionalista del pensamiento, propia de la filosofía moderna tanto de empiristas como de racionalistas. El representacionalismo consiste en explicar el conocimiento como una representación mental interna o una «copia» del objeto que se encuentra fuera de la mente (Moran 5). Una analogía utilizada comúnmente para ejemplificar este modelo es el de relacionar a la conciencia como un recipiente en el que los pensamientos son objetos contenidos en él. El problema de esta explicación es que genera severos problemas al momento de encontrar certeza en que dichas representaciones correspondan al objeto real. Descartes se ve en la necesidad de depender de la existencia de Dios para poder confiar en las representaciones; los empiristas, con el psicologismo, caen en la incapacidad de establecer conceptos universales al solo conceder certeza a las impresiones contingentes en la mente (McNabb 30-31); e incluso Kant se ve afectado al identificar dichas representaciones con el fenómeno y al objeto con el noúmeno, haciendo imposible conocer las cosas en sí. Es por ello por lo que el movimiento fenomenológico ha sintetizado su objetivo en el lema «volver a las cosas mismas».
Con base en estas características, la fenomenología se podría definir de manera introductoria como “un estilo radical, antitradicional, de filosofar, que enfatiza el intento de llegar a la verdad de las cuestiones, de describir los fenómenos, en el más amplio sentido, como todo lo que aparece en la manera en que aparece al que experimenta” (Moran 4).
Fuentes Citadas
Moran, Dermot. Introducción a la fenomenología, Anthropos, España, 2011.
Husserl, Edmund. Investigaciones Lógicas, Alianza, España, 2006.
Husserl, Edmund. La idea de Fenomenología, Herder, España, 2011.
McNabb, Darin. Hombre, signo y cosmos, Fondo de Cultura Económica, México, 2018.
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